martes, 13 de marzo de 2007

Percepción - Ilusión - Realidad



Estos tres temas, siempre me han inquietado. La razón es simple: ¿Es real lo que percibimos? ¿Los demás perciben de la misma forma en que yo lo hago? Si al percibir algo visualmente me encuentro frente a una ilusión óptica, ¿Puede suceder lo mismo en el ámbito emocional, por ejemplo?


    Ciertamente que la figura expuesta en la parte superior es bella, pero ¿Qué ven al mirarla?...


      Una imágen clásica en relación a las ilusiones ópticas es, sin duda, la que les muestro a continuación:



      Una imágen que puede resultar hasta graciosa, considerando que bastante de cierto tiene. Sin embargo, no deja de preocuparme el hecho de que hasta qué punto lo que percibimos corresponde a la realidad o nuestro cerebro percibe algunos indicios de una imágen y la completa de acuerdo a lo que "debiera ser". Por supuesto que en cuanto a las imágenes no habría mayor problema, pues basta con que contrastemos lo que nosotros vemos con lo que vé alguien más y podemos entonces llegar a tener claridad respecto a la realidad de lo que la imágen es.



        Pero las cosas se pueden complicar, si por ejemplo vemos la imágen que está a continuación y yo les pregunto ¿Qué esconde esta imágen?



            ¿Qué pasa entonces cuando la realidad que percibimos no corresponde a lo que "tenemos que ver"? Más aún - y aquí expongo el tema que me interesa - ¿Qué pasa cuando percibimos solamente una parte de la realidad y generamos el resto de acuerdo a nuestros esquemas mentales, deseos, miedos, etc.?


              Específicamente me quiero referir al tema de las emociones relacionadas con otra persona o con otras personas ya que para generar vínculos emocionales es necesario que percibamos lo que nosotros sentimos y lo que siente la otra persona. Fácil sería que la otra persona expusiera sus sentimientos o sus emociones para así darnos una visión clara al respecto; y, por otro lado, fácil sería que nosotros tuviéramos claro lo que sentimos hacia otra persona para poder expresarlo.
              Tenemos entonces dos factores importantes en cuanto a la percepción de las emociones: poder percibir las emociones propias y poder percibir las emociones de la otra persona.


                A partir de esta idea es que me pregunto respecto a los distintos factores que distorsionan nuestra percepción respecto a la realidad ya que sabemos que el cerebro se confunde a veces, otras veces "completa" lo que percibimos para generar un todo coherente y finalmente a veces vemos algo que sabemos imposible pero nuestro cerebro lo acomoda de tal forma que podamos aceptarlo.


                  Entonces, ¿Qué pasa con las emociones?, ¿Es que acaso si percibimos determinados signos nuestro cerebro tenderá a completar esa percepción y lograr que concuerde con alguna de las emociones humanas?.



                    Por ejemplo, si yo conozco a una persona, esa persona me agrada, luego me mira más tiempo de lo necesario, me habla con un tono de voz agradable y me pregunta cosas acerca de mi, lo más probable es que yo piense que le agrado a esa persona y comience a generar alguna emoción positiva. Sin embargo, la realidad es que la otra persona puede querer engañarme, robarme, utilizarme, etc., entonces se me viene a la mente otra pregunta: ¿Por qué tendemos a percibir como positivas algunas actitudes que no necesariamente son positivas sino neutras o incluso pueden ser hasta negativas? Me imagino que las personas que acostumbran robar utilizando como medio para ésto el "cuento del tío" tienen muy claro las cosas que nos hacen confiar en ellos y caer en situaciones ridículas que nos dan hasta verguenza pero que mientras las estamos viviendo parecen absolutamente coherentes.



                      Me inquieta este tema porque es una realidad el hecho de que nuestro cerebro percibe ciertas cosas incompletas y las completa de acuerdo a la información que poseemos en nuestro "disco duro" entonces cabe preguntarse si la realidad en cuanto a las emociones es realmente como nosotros la percibimos o si, por el contrario, cada uno acomoda las cosas a su conveniencia... me inclino por lo segundo obviamente, lo que necesariamente significa que muchas de nuestras emociones no son tales sino que son solamente representaciones mentales completadas de acuerdo a nuestras necesidades, temores, deseos, etc.


                        Lo anterior no tendría nada de malo, o negativo, si no fuera porque al sentir emociones, tal como ya lo expresé antes, necesitamos de la existencia de otra persona (pues me refiero a emociones relacionadas con personas ya que sin duda podemos - y debemos - también querer u odiar cosas, animales, etc.) y es entonces cuando se me genera un conflicto en relación a lo "real" que puede ser lo que sentimos hacia las otras personas.


                        Espero sus interesantes aportes al respecto.


                        Les dejo una última imágen... ¿Cuántos rostros y/o figuras humanas pueden ver? Yo puedo ver 6 pero sospecho que hay más.


                        12 comentarios:

                        Simplemente dijo...

                        Disculpa la intromisión…Pero nunca las cosas o los sentimientos son la que parecen ser, siempre tendemos a confundir lo real con los deseos, miramos muchas veces con los ojos del corazón y no con los de la razón, cuando si vas al psicólogo o al siquiatra tienen esas lindas figuritas donde te confunden y te tiran a partir para luego meterte a un submundo que no entendemos y te medican y medican y te joden la vida tan solo porque miraste y confundiste las perspectivas de la ilusión óptica...entre lo real y lo verdadero, entre la razón y la locura, quizás era solo una mirada más profunda que definitivamente te perjudico...nunca lo que miramos o sentimos es verdaderamente real entre unos y otros...



                        Simples Besos

                        LA FULERITA dijo...

                        Yo también estoy preguntándome eso constatemente. Ya una vez te comentaba sobre el humúnculo que es la imagen que nuestro cerebro almacena respecto de nuestro cuerpo.
                        Muchas veces me ocurre que los demás opinan que soy demasiado susceptible, porque tiendo a interpretar las reacciones de otros como una afrenta hacia mi. Hace muy poco comprendí que, en realidad, estoy tan pendiente de mi propia humanidad que mi cerebro intercepta señales ajenas y las hace cruzarse conmigo.
                        Cuando alguien me dice "te amo", generalmente soy incrédula, porque yo tengo mi propia idea respecto de lo que ha de ser el amor pero ¿quién me dice que mi interlocutor piensa igual?
                        Obvio que hay ciertos parámetros de conducta y códigos de comportamiento generalmente compartidos por todos y que nos facilitan la comprensión del resto y del entorno.
                        Aún así, lo que cada cual percibe parece ser una extraña mixtura entre ilusión y realidad...tal vez no haya nada más real para cada uno que la ilusión.
                        Una vez discutía con un profesor acerca de la objetividad científica que él tanto defendía, hasta que terminé por convencerlo que tal objetividad no existe ¿Quién tenía la razón? Sigo creyendo que soy yo. No sé qué pensará Carlos Peña 15 años después...

                        Soledad dijo...

                        Fule... Carlos Peña¡¡¡ me suena, en fin, que buena discusión ha de haber sido aquella...

                        Recuerdo lo del humúnculo y de hecho es algo acerca en lo que pienso a veces.

                        Algo de paranoia puede haber en el asunto de la interpretación que haces respecto de las reacciones de otros, habría que ver hasta qué punto esto te limita en el actuar.

                        Interesantísimo lo que planteas respecto a: "... lo que cada cual percibe parece ser una extraña mixtura entre ilusión y realidad...tal vez no haya nada más real para cada uno que la ilusión...." creo que de alguna manera es así... pensaré más respecto a esto.

                        Creo que la objetividad científica existe, concuerdo con Peña, pero siempre y cuando se trate de ciencias exactas. El día en que una emoción pueda ser expresada como una ecuación creeré en la objetividad de las ciencias humanas. Aún así creo ser objetiva en lo que a mi labor se refiere (psicología) pudiendo manejar paralelamente un pensamiento objetivo, emociones y empatía con una persona al mismo tiempo, lo que resulta desgastante pero es todo un desafío.

                        Me pregunto, a partir de lo que expones en tu comentario, si será acaso que finalmente baste con que a uno le digan "te amo" para sentirse amada, aunque éso signifique miles de interpretaciones diferentes...

                        (Te debo el asunto de la motivación, me esperas más tiempo?)

                        Observación: solamente comentaré en mis posts a las personas que integran este blog.

                        Gonzalo Villar Bordones dijo...

                        llegué a 10.

                        hermosa imagen.

                        estados dijo...

                        Fule... te dejé algo en el post anterior.

                        LA FULERITA dijo...

                        bajo altiro a leerlo, total, es un piso no más..

                        Karin dijo...

                        Siempre me he preguntado cómo gente inteligente es capaz de caer en algo tan básico como el cuento del tío… pero claro, leyendo el post me puse a pensar en cuántas veces me he pegado costalazos con personas que se ven confiables, cariñosas y preocupadas, y finalmente no son lo que parecían… Y son situaciones como éstas las que me han vuelto más desconfiada y cauta… Es duro que tu cabeza te diga que no debes creer cuando tu corazón te dice otra cosa… Y recordé esa frase tan trillada de el zorro a El Principito… …sólo con el corazón se puede ver bien… lo esencial es invisible a los ojos… Pero el corazón muchas veces nos nubla la realidad… cuando tienes sentimientos involucrados, distorsionas…

                        Es más común de lo que creí (vaya, cómo me hiciste pensar con el post…) percibir una parte de la realidad y generar el resto… Analizando, tengo la impresión que me ha pasado más veces de las que quisiera, pero hubo una en particular que finalmente terminó dejándome herida y llena de temores… y no fue deshonestidad de la otra parte, sino que no quise ver la realidad, tan simple como eso… Lo heavy de tenerlo claro es pensar qué hubiese sucedido si… ¿Significa que adquiriste experiencia? ¿Qué de haber una próxima vez, no sucederá lo mismo? Quien sabe… Ni siquiera tengo claro si quiero intentar y ver si tal experiencia sirvió de algo…

                        Creo estar de acuerdo contigo en tu reflexión final, que finalmente cada uno acomoda las cosas a su conveniencia… pero me desconcierta eso de que nuestras emociones no sean tales… porque siento que cada vez que digo ’te quiero’, lo digo de verdad…

                        Roberto dijo...

                        Creo que para efectos de enfrentar adecuadamente el problema que planteas todos los seres humanos disponemos de una herramienta bastante útil: Sabemos o por lo menos intuimos nuestras limitaciones, tanto en lo que dice relación con la percepción del mundo físico como en cuanto al mundo de las emociones.

                        Como enfrentar esas limitaciones, dependerá de cada sujeto, teniendo en cuenta su propia tolerancia al riesgo, creo que no hay receta.

                        Sin embargo se me ocurre que en principio lo recomendable es tener más cuidado cuando las emociones en juego pueden afectar más intensamente los intereses del titular.

                        Rabindeleble

                        estados dijo...

                        Karin, he leído varias veces tu comentario, y creo que efectivamente me centré solamente en la duda repecto a que si en términos de completar percepciones, haríamos lo mismo con las emociones. Pero tienes razón, hay emociones claras, puras, sanas, fácilmente reconocibles en nuestro interior, y creo que estas son las emociones que nos mantienen vivos emocionalmente, son emociones que nos permiten volver a creer en lo que antes nos hizo daño.

                        Me quedé pensando si acaso será que las emociones comienzan a complicarse cuando la existencia o permanencia de estas emociones es muy placentera en nosotros, pero que dependen de las acciones de otra persona. Así es como concibo el amor de una madre por su hijo como algo infinito y hermoso, pues ser madre depende fundamentalmente de que una mujer dé a luz a un hijo... ¿Pero qué pasa con las emociones entre dos personas que se conocen hace poco o mucho tiempo? creo que aquí es donde juega un rol fundamental nuestro actuar, de esta forma es que podemos volver a querer a alguien independientemente de nuestras experiencias anteriores.

                        Roberto ... por supuesto que coincidimos en que debemos tener mas cuidado cuando las emociones afectan a quien las está sintiendo. Sin embargo, mi cuestionamiento apunta más bien a que si el cerebro es capaz de percibir dos cosas distintas frente a una misma imágen e incluso completar líneas o manchas de colores para acomodarlas a una figura conocida, será entonces que en el ámbito de las emociones podrá ocurrir lo mismo?... y a partir de ahi, tomando en cuenta nuestras limitaciones, es real lo que sentimos? o es una construcción de nuestro cerebro que nos hace ver diferentes hechos como una emoción específica?...

                        Me parece que tanto como tener claro nuestras limitaciones es importante saber cómo manejarlas...

                        Karin dijo...

                        Fíjate Sole que he pensado mucho respecto del tema... no ahora, sino desde hace tiempo... tú sabes, me centro particularmente en mi caso para ello... Claro, el amor de una madre por su hijo (y viceversa) es infinito (salvo casos aislados, siempre los hay...) pero a mi no me pasa sólo con Diego... me pasa con mi familia en general... será que el vínculo sanguíneo jugará algún rol en todo esto..? No logro explicármelo aún, considerando que hay madres adoptivas que, sin haber parido a sus críos, son lejos espectaculares... En cuanto a los demás, no creo que las cosas comiencen a complicarse cuando la existencia o permanencia de estas emociones es muy placentera en nosotros... al contrario, es más fácil mantener el cariño cuando te hace sentir bien, segura y correspondida... en lo que estoy absolutamente de acuerdo contigo es que también depende de las acciones de la otra persona... el amor o el cariño se van resintiendo en la medida que sientes que el (la) otro (a) te hiere, te humilla, te falta el respeto o, en buen chileno, te agarra pa'l hueveo...

                        En cuanto a dejar de lado experiencias anteriores, cuesta... al menos a mí me cuesta... y harto... porque las cosas que me han sido desagradables en la vida me han puesto alerta y ante cualquier signo de un patrón que se repite, pongo una barrera... es así que termino preguntándome si vale la pena jugársela o mejor te quedas con la gente que sabes a ciencia cierta que te quiere bien... Afortunadamente, veo con asombro y alegría que aún hay personas por las que vale la pena jugársela... pero hay que ir con cautela...

                        Roberto dijo...

                        Lo propio de las emociones es que no tienen justificación racional y si la tienen, mucho no importa.

                        Si estoy triste, da lo mismo si tengo motivos o no, de todos modos me siento mal. No se logran soluciones con el análisis de las emociones. Solo con la intervención de la razón.

                        Lo mismo con la rabia y la alegría.

                        Rabindignado

                        estados dijo...

                        Karin... Si, retomo tus últimas palabras, hay que ir con cautela... sin embargo creo que, aunque es lógicamente más fácil, no siempre nos quedamos con las emociones que nos producen bienestar y es ahí donde surge mi otra duda: ¿Por qué? ¿Por qué seguimos sintiendo algo que sabemos racionalmente que nos daña?. Todo esto me lo cuestiono debido a que se me hace prácticamente imposible, o muy difícil reconocer una emoción pura, pues creo que las emociones son "construcciones psicológicas", basadas en sensaciones, acciones y pensamientos.

                        Roberto... Aquí estamos radicalmente en desacuerdo, pues importa y mucho, tanto así que es a través de la racionalidad que logramos tomar conciencia de nuestras emociones.

                        Si te refieres a las sensaciones, estaríamos absolutamente de acuerdo: camino sola por una calle oscura y solitaria y mi sensación es de miedo. Sin embargo, gracias al control racional puedo seguir caminando y no quedarme paralizada.

                        Pero Roberto, la intervención de la razón es justamente a través del análisis, es así como podemos determinar la conveniencia o no de ciertas emociones y realizar acciones que finalmente conllevarán una modificación parcial o total de alguna emoción.

                        Creo que tu planteamiento requiere de una palabra que le falta, mira:

                        Tú dices: ... No se logran soluciones con el análisis de las emociones. Solo con la intervención de la razón.

                        Es necesario agregar: ... No se logran soluciones solo con el análisis de las emociones. También con la intervención de la razón.

                        Pese a esto, quiero creer en que las emociones son incontrolables, que nos llenan la vida, especialmente cuando son buenas, que por ejemplo uno puede amar a tal punto de perder la razón. Pero no dejo de pensar en que finalmente todo se traduce en más o en menos elementos químicos en nuestro cerebro.

                        ¿Podría saber a qué se debe tu firma al comentario como "Rabindignado"?